En los momentos de calma,
cuando al alma el aliento se le escapa,
de la custodia de un sentimiento frío
cuando damas toman con las palmas abiertas,
las dagas de siglos de delirio,
cuando sencillo se volvió hacer,
cuando cruzaron caminos los amantes,
cuanto amargas se volvieron las distancias largas,
con versos alargándose como relámpagos,
y en un re-volver a verse cortos,
tan independientes y efímeros como tontos,
así felices ellos se hicieron poemas,
en las hojas de los árboles que el viento lleva.
André Ulloa
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