De albores ensombrecidos,
nacen grises las mañanas,
cuanto sopla el mar la vela de suspiros,
llora cuanto hombre se despida de su dama,
pues cuando llegué la madrugada y asalte,
será, en una noche de luna, hiena sin presa,
o aquel animal despiadado,
que con zarpazos abriese las venas,
de criaturas nocturnas que duermen,
duermen guardando tesoros o espantos,
en el armario, muy en el fondo,
o muy cerca a las manos, así tanto...
como para escribir poemas.
André Ulloa
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