domingo, 19 de octubre de 2014

La desesperación de Nix y Érebo

Amor para la medianoche,
que hoy nocturna muere de ello,
compasión para ella,
que deja los puños y abraza...
                                               el suave viento,
que la rasga y enamora,
mientras sus brazos acunan el deseo,
de extinguir el frío de un abrazo,
para la medianoche el amor,
ella lo necesita todo y nosotros,
humanos que vagamos solos por el páramo,
de sus cielos plagados...
de estrellas solas que brillen cuanto brillen,
podrán jamás tocarse,
o despejado para vernos pecar,
y siempre ahí aún cuando no la miren,
amor para la medianoche,
que hoy nocturna vuelve a vivir,
no quiere morir otra vez y apagarse,
irse como los latidos de los corazones.

André Ulloa

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