Dentro de la brillante tormenta,
una mera sombra del humano paso del tiempo,
y el inútil esfuerzo que la puerta destroza,
dios del aire, con crueles sogas atadas a tu cuerpo,
encadenado sirves a tu ser supremo,
e infeliz eres Ástharot e infeliz golpeas,
y suprime el oxígeno de la tierra,
de pie en tus cuevas da vida pero expande muerte,
nacen así nuevos reinos, tu imperio hecho de sangre,
entre los pilares de tu facultad,
la omnipotencia contemplada por un solo ojo,
en un torbellino de dos brazos eternos venidos del cielo,
tu espectro entero aviva las olas del mar dócil,
huracán destruye, camina Ástharot hasta la orilla,
y una caricia dulce que sea el último de los días,
aire del dios enfermo, y futuro y pasado,
solo el presente efímero tornose para tu inmensidad,
la marea es suerte, y tan solo quiero pedirte,
Ástharot dios, que inerte el mundo comience,
que quizás seas verso libre y estás atrapado en la realidad.
André Ulloa
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