Puños de los suelos a los aires,
que se hieran los oídos de los gobernantes,
que cada grito sea escuchado,
tanto por bien sea el esfuerzo,
tanto así y por eso, no sea negado,
que si con injuria manchasen,
entre disculpas han de ser recogidos,
con las piezas rotas de su voz en alto,
y ese uno que gobierna a todos,
ese uno podría ser alzado en andas,
bien prefiera ser odiado,
gobernar las calles y plazas,
a la nada desfilar aplastando humanos.
André Ulloa