Muero en las ganas de caer,
a los pies de mi almohada,
que solo silencio se halle en el viento,
y el soplo de un cuervo me encuentre,
cubierto de pies a cabeza,
ver el reloj rodar por la mesa,
ya sueño despierto, que mueran los sueños,
en un momento de inútiles promesas,
las únicas pulseras son las muñecas de la fábula,
en el cuento jamás escrito por mis manos,
y un final feliz para dormir,
en los diarios de tormenta que nubes fumaban.
André Ulloa
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