Mírame ser,
y desaparecer en la oscuridad,
detrás de tu persona,
detrás de tu mitigado reflejo;
junto a aquel recuerdo que me diste,
y el poco tiempo que recoge mi derrota,
no he muerto,
es solo la oscuridad,
el humo del silencio obligándome a desaparecer,
el último suspiro,
mírame ser,
la última sonrisa que me diste,
aquella lágrima que recorre tu mejilla,
aquella mirada preciosa,
que cada tarde brillaba con locura.
André Ulloa
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